Corría la primavera de 1898, concretamente el 28 de Mayo, cuando durante una exhibición en la Catedral de Turín el arzobispo Riccardi encarga fotografiar la reliquia al fotógrafo aficionado Secondo Pia. Dos focos de mil vatios iluminan la huella, que el ojo no distingue sino a dos metros de distancia. Secondo Pia hace dos pruebas con dos placas de 21 por 27 centímetros y una exposición de uno y dos minutos respectivamente. El resultado es indescifrable. Más tarde expondrá dos placas más de 50 por 60 cm con exposiciones de catorce y veinte minutos, diafragmadas a 2 milímetros. La primera de estas exposiciones será la que pasará a la historia. En el negativo apareció la imagen en positivo de un hombre muerto, con las manos cruzadas sobre el pubis. Una revelación que anula de un golpe las leyes de la fotografía, según las cuales el negativo presenta unos claroscuros y una disposición espacial inversos a los del objeto fotografiado; la imagen que reproduce el objeto en su aspecto original sólo se obtiene mediante el positivado. Esa noche el proceso se saltó una etapa. » Si en el negativo hay un positivo, eso significa que el objeto que he fotografiado se comporta entonces como un negativo» argumentó Secondo Pia.   Según palabras de Bruno Barberis, presidente del Centro Internacional de Sindología, «es la foto más misteriosa del mundo. Hasta hoy, ningún laboratorio fotográfico ha sido capaz de reproducir la imagen que ella ha revelado. aparentemente, la imagen se forma después de la impregnación hemática: sobre el negativo de Pia las manchas de sangre son lo único que aparece en negativo. Después de la foto, la sábana pasó a ser materia de estudios científicos. En 1988 la datación con Carbono 14 niega la tesis de la autenticidad, datando la tela en el siglo XVIII. Están previstos nuevos exámenes más concluyentes gracias a tecnologías más avanzadas en los próximos años.